Buscando afuera la mente se dedico a conectarse con
el exterior, es que nos sentimos allí, la vitalidad nos fundió con él
nos llenamos los ojos, se lleno la cabeza de pensamientos hermosos
sometimos al cuerpo al abandono, de una mente que afuera veía
había mucha abundancia para llenar su realidad, y algo queríamos tomar
pero no se sentía el paisaje, el cielo estaba
ahí y nosotros que nos veíamos ante él, teníamos que terminar admitiendo por la
noche en soledad, que debíamos de haber estado en otra parte, pues nunca entró su celeste
más profundo,
llantos y pensamientos de abandono,
más pensamientos basados en lo exterior,
lo seguimos intentando, seguimos buscando allí un lugar donde se exprese
nuestra propia voz,
intentando fundirnos,
intentando fundirla de alguna manera
con el amor, y el exterior se movía y nosotros nos despertábamos sometidos al
movimiento externo, una manía de un ser que acostumbro a alimentar su alma de
poseer, de pensar: ese árbol esta aquí para mi!, porque no lo puedo disfrutar!?,
de pensar: esa mujer hermosa dios la creo para que yo me llene nuevamente de
amor, porque no la puedo tocar?! no la puedo acercar a mi un poco más,
y nos dijeron te la tenés que creer,
entonces la mente se subió a otro tobogán
sin saber que inevitablemente y vamos
a descender aun más,
almas despiertas que se le cerraron los ojos por soñar
tanto con el afuera,
intentamos amarnos con caricias mentales, intentamos
conectar con la positividad infinita
para ver si nos llenaba la cabeza de cosas
bonitas,
lejos quedamos ya de ver el exterior, poco a poco nos convertimos en
una voz,
una voz que iba tras una intención, despertar el potencial interno,
creando, inventando, olvidándose de que tal vez era el cuerpo el que nos estaba
pidiendo algo, un poco de paz, músculos que nos componían pero con los que ya
no nos importaba comunicarnos
pues el alimento llego tan lleno desde afuera que los intentos por conectarnos
solo buscaban voces y respuestas
sombras en la noche, vida que venía y que se iba, nos lamía la oreja y después
nos quedábamos en sordera, canales para fluir de una mejor manera, hombres
buscando conectarse en plenitud con el afuera.
poco a poco el colapso nos hundió en la desesperación, yo me sentía como un ser
que ante un terremoto solo buscaba correr y no sabia para donde y el exterior
jamás lo guío, todo se había desordenado afuera, de una manera aun peor que
adentro
luego del terremoto los ojos no tenían de que beber, La Tierra había sufrido, en el
fondo resonaba la frase “es como tiene que ser”, y pensábamos de vuelta en dios,
que nos diga algo, que nos arrebate de sentimientos su profunda voz
y los ojos lloraban, y los cuerpos ya no se descargaban dando patadas
lo intentábamos igual, seguíamos buscando en el exterior
lo que La Tierra no nos había podido
dar, dañada, dañados, no nos quitamos la voz ante el espasmo, no pudimos
hacerlo, el escepticismo afuera
y ahora entonces, que difícil volver a encontrar
las fuerzas,
y necesitábamos fuerzas para que la mente, ya, lejos de darnos el placer de un pensamiento grandioso,
al menos le devolviera un poco de empuje a un ser
que todavía se veía a si
mismo borroso,
Amor amor donde estas amor vení a mi, dios donde esta tu voz?.
Y estaba, era ésta
con la que hablamos, solo que le estábamos pidiendo demasiado. Al parecer hubo
un tiempo en que dejamos de pensar en lo que queríamos, en lo que podíamos
carecer, y volvimos la voz al alma esa que solo se encargo de darle al cuerpo
lo que necesitaba, y no era el alimento energético de mas palabras, de mas métodos. Conectar con el afuera, era volver a servirle al propio cuerpo,
a la totalidad de la que estamos compuestos,
de la totalidad que somos y solo al brillar cada uno de nuestros órganos,
cada uno de nuestros músculos, le devolvemos al alma
lo que nunca se puso a reclamar,
solo nos dejó que hagamos lo que hagamos
que nos equivoquemos,
que de vez en cuando obtengamos algo,
solo nos dejó
SOLOS NOS DEJÓ
y nosotros la dejamos sola a ella, sometida a tolerar nuestras apuestas
buscando vivir la vida de otra manera que parecía más brillante, solo por
afuera,
y la paciencia se hizo lenta y menos despierta,
y nos paseábamos sobre ruedas por La
Tierra
en vez de en una nube que nos acariciaba bien adentro
Alma, nunca expectante, solo esperó
a que un día
después de vivir una vida llena de intentos y energías envolventes, degastantes,
dependientes de un movimiento exterior, que nos apoyaba o nos repelía
ella, viendo todo esto, observándolo, en silencio, esperó
a que un día recuperemos esa sensación, las ganas puestas en nuestro cuerpo, en
relajar cada músculo, en darle paz a cada hueso, en volver sutil al sistema
nervioso, en dedicarnos a tener el cuerpo relajado para poder conectarnos al
brillo interior ese que durante tanto tiempo perdidos buscamos en otro lado. Tal vez
hasta buscamos ser la imagen que quería dios, cuando ya lo éramos, pues así él
nos creo, pero nos perdimos siendo un ideal,
y nos olvidamos de sentir la plenitud en devolverle al propio cuerpo la paz.
NO A LA CABEZA!
¡AL
CUERPO!
LOS PENSAMIENTOS DEDICANDOSE A DISTENDER EL INTERIOR ENCONTRANDO ALLÍ LA VERDAD QUE UN DIA SE ESCONDIÓ,
y nos hundimos en el misterio, en preguntas, en respuestas, en observaciones, y
pensamientos, que, como digo en este texto, nos perdieron en el afuera cuando
la vitalidad estaba adentro.
